BREVE HISTORIA DE LA BRUJERÍA

Vamos con un tema que genera mucha curiosidad y mucho debate, un tema apasionante en el que, como en tantas otras ocasiones, la realidad y el mito se funden y dan lugar a confusiones y percepciones erróneas. Este asunto da mucho de sí y generará, al menos, dos hilos más (sobre la Caza de Brujas y sobre las Brujas de Zugarramurdi) pero este primer hilo temático se centrará fundamentalmente en aclarar algunos conceptos relativos a la brujería. Y lo primero que tenemos que esclarecer, aunque parezca algo sin importancia, es el propio concepto de BRUJA.

Y es que cuando hablamos de brujería nos vienen a la mente multitud de sinónimos y términos asociados y es muy importante hacer distinciones. Y para ayudarnos a hacerlas resulta muy útil hacer referencia a la distinción que Jesus Callejo hace entre “BRUJERÍA FOLCLÓRICA” y “BRUJERÍA SATÁNICA”-

Dentro del concepto de “Brujería folclórica” entrarían las hechiceras, meigas, curanderas, magas, adivinas, alcahuetas… mujeres, en su mayoría, que utilizaban sus conocimientos (heredados o adquiridos), sus dotes psicológicas, las propiedades medicinales de plantas y otros elementos de la naturaleza para sanar, adivinar el futuro, ayudar a alcanzar el amor u otros fines y, sí, en ocasiones, también hacer el mal. Realmente, desde el inicio de los tiempos, el hombre ha convivido con este tipo de brujería, con el chamanismo. Ya se llamasen hechiceras, curanderas, componedoras… lo cierto es que se trataba de profesiones, con un cierto reconocimiento y respeto por parte del resto de la población. De hecho, y a modo de curiosidad, campos como la Astrología y la Nigromancia (adivinación a través del contacto con espíritus) podrían estudiarse en Universidades como la de Salamanca.

Por otro lado, nos encontraríamos con la “BRUJERÍA SATÁNICA”. El concepto de “Bruja” es posterior y tiene otra connotación. Las primeras referencias escritas, estudiadas historiadores como Lisón Tolosana (del que ya os hablé en el hilo sobre la Santa Compaña) se encuentran a finales del siglo XIII-principios del siglo XIV. 

El concepto de bruja aparece en la Edad Moderna y pronto se convertirá en un enemigo público a aniquilar que daría lugar a una histeria colectiva y a una caza de brujas en toda Europa que duraría nada más y nada menos que tres siglos.

El concepto nace en un contexto determinado y el contexto (como siempre insisto) es fundamental. Época de hambrunas, malas cosechas, profundos cambios políticos, conflictos sociales y una radicalización del Cristianismo, que con ayuda del III Concilio de Toledo y los posteriores fue ayudando a construir y alimentar el mito de las brujas. Esto no quiere decir que el concepto fuese inventado por la Iglesia, pero sin duda fue fomentado por los párrocos y la Santa Inquisición, provocando entre el pueblo el miedo y las acusaciones corrieron como la pólvora durante tres siglos creando una auténtica histeria colectiva en toda Europa.

Con estas pequeñas pinceladas ya podemos dar una definición de BRUJA: una mujer que, tras un pacto con el diablo, adquiere una serie de poderes que le permiten causar daños: infertilidad, muerte de ganado, arruinar cosechas…

Muy relacionado con la figura de la BRUJA es el AQUELARRE O SABAT: las famosas reuniones nocturnas de brujos y brujas. ¿Y qué hay de realidad y qué hay de mito? Pues vamos a aclararlo.

LA NARRATIVA SOBRE LOS AQUELARRES. La leyenda nos habla de reuniones de brujos y brujas, presididas por Satanás, que adoptaba la forma de macho cabrío, al que los asistentes rendían pleitesía. La convocatoria a estos aquelarres la realizaba el propio Satanás que invocaba a los asistentes a través de un tañido de campanas que sólo las brujas podían escuchar. La reunión y los saludos y reverencias al diablo daban paso a un banquete donde comían niños y otros manjares extraños  y tras la ingesta de comida se producía un baile que acababa degenerando en orgía. En estas reuniones se cometían toda clase de sacrilegios: se renegaba de la Iglesia, se invertían cruces y toda una serie de herejías. Era frecuente que en estas reuniones las brujas volasen en sus palos o escobas y se transformasen en animales o alimañas. Estas afirmaciones provienen de las propias confesiones conseguidas (con una pequeña ayuda de la tortura) en los diferentes interrogatorios de los acusados por brujería en los procesos inquisitoriales y civiles.

LA REALIDAD DE LOS AQUELARRES. Los aquelarres o sabats existieron pero no tal y como narran las leyendas. Se trataba de reuniones clandestinas que se producían fundamentalmente de noche (celebradas en sábado o en fechas puntuales del año noche de San Juan, de San Silvestre, de Santa Walpurgis…) y en lugares apartados, generalmente cerca de fuentes o de algún monumento megalítico. Eran reuniones clandestinas y exclusivas para ellos. En estas reuniones brujos y brujas compartían comida (que llevaban en sus calderos, otro elemento con el cual se les representa) y conocimientos, recetas sobre ungüentos y otros tratamientos y no se descarta, por supuesto, que alguna de estas reuniones acabara en sexo (a todos nos ha pasado eso de que la cena se nos acabe yendo de las manos).

En estas reuniones era frecuente el uso de sustancias que permitían alcanzar el éxtasis y entrar en una especie de trance a través de ungüentos elaborados a partir de plantas como el estramonio, la mandrágora o la belladona. Estos ungüentos eran aplicados en las axilas y también en la vagina o el ano, a través de un palo o instrumento similar (una escoba) y tenían fuertes efectos alucinógenos, provocando la sensación de volar o de convertirse en algún tipo de animal. De aquí se cree que viene el origen de la figura de una bruja montada a lomos de una escoba. Y es que aunque la histeria era mucha y muy extendida, nadie podía afirmar haberlas visto volar. De hecho, son los testimonios de las propias mujeres acusadas de brujería los que hacen referencia a estos vuelos.

Hacia 1545, Andrés Fernández Laguna, conocido como el Doctor Laguna, un reconocido médico español especializado en farmacología y botánica que se interesó en estos casos. Y llevó a cabo un experimento sobre brujería en el que recogió el testimonio de una mujer que,  tras aplicarse un ungüento verde, experimentó una serie de alucinaciones y entró en un estado de trance, tras el cual afirmaba categóricamente que había volado hacia el aquelarre. El doctor Laguna estaba intentando defender a una pareja de ancianos de una acusación de brujería por la cual estos habrían provocado una enfermedad al por entonces Duque de Lorena pero sus esfuerzos por hacer entrar en razón a los jueces fue en vano y los ancianos acabaron condenados.

Otra de las ideas más difundidas y presentes en el imaginario popular es la persecución de las brujas y el papel de la Inquisición Española como la mayor cazadora de brujas. En realidad, los investigadores e historiadores, a través del estudio profundo de los autos de fé, demuestran que el número de condenas y muertes en España (69/25 si no me equivoco en estos datos) son casi anecdóticos en comparación con otros países europeos de religión protestante. Concretamente Alemania fue responsable de la quema de unas 25.000 mujeres, la mitad de las 50.000 condenadas en Europa a lo largo de esta caza de Brujas.

Y es que, en realidad, en el caso de España, la Santa Inquisición estaba más interesada en la persecución de la herejía (judíos, moriscos…) y no tanto en la brujería. Aún así, existen episodios tristes y procesos inquisitoriales llevados a cabo en el País Vasco, como el caso de las Brujas de Zugarramurdi y el auto de fe de 1610 del que os hablaré en otro hilo.

Aclarados estos conceptos, creo que ya entre todos tenemos una base para adentrarnos en posteriores hilos en la historia de la caza de brujas. Aún así, por si las moscas, y porque como decimos en Galicia las meigas “haberlas hailas” os dejo una serie de rituales o pequeños actos que sirven para protegerse de meigallos, hechizos y maldiciones:

  • Colocar a la entrada de las viviendas elementos sagrados, como una cruz
  • En las chimeneas (por donde se creía que entraban las brujas) se colocaban los llamados “espantabrujas” que evitaría la entrada de éstas y protegería la vivienda (aún pueden ver en algunas casas de la zona del Alto Aragón)
  • Colocar un objeto de la casa al revés: un apero de labranza, una escoba o ponerse un prenda de ropa del revés.

Y bueno, por hoy ya es suficiente. Como sigo confinada y no tengo dineros para comprarme los libros he tirado de la radio para documentarme. Y es que (por si no os lo había contado) toda esta pasión por estos temas de los que os hablo a veces tiene su origen en grandes programas de radio como “Espacio en Blanco”, “La rosa de los vientos” o el podcast “ La escóbula de la bruja” y en voces de auténticos maestros como el añorado maestro Cebrián y, en este caso, de Jesús Callejo (@jcallejo007) de quien he sacado, escuchando podcast antiguos, toda esta información y a quien le dedico, humildemente, este hilo (Os recomiendo escuchar sus intervenciones en estos programas y visionar una intervención suya hablando sobre brujería que os va a encantar. Lo explica infinitamente mejor y sabe muchísimo del tema)

Publicado por veganibalecter

Como perder el tiempo en twitter no me parecía suficiente...decidí abrirme este blog. Aquí encontraréis (en otro formato) mis hilos sobre cine, historia, literatura, sociología...

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