EL EXPERIMENTO DE LA CÁRCEL DE STANFORD

El debate filosófico eterno: ¿Es el hombre bueno por naturaleza como defendían Platón o Aristóteles o la maldad es algo intrínseco del ser humano como defendía Hobbes? ¿Tenemos todos la capacidad de hacer el mal o ser malo es una «anomalía» de algunos individuos? Vamos allá… Viajamos a la Universidad de Stanford (California). Philip Zimbardo, profesor de Psicología decide hacer un experimento para dar respuesta a esta eterna pregunta.

Estamos en 1971: 9 jóvenes son detenidos: chicos sanos, sin antecedentes penales, no consumidores de drogas y sin enfermedades mentales. ¿Qué habían hecho? Nada, eran totalmente inocentes: habían respondido a un anuncio donde se solicitaban voluntarios para un estudio sobre el comportamiento en las cárceles dirigido por Zimbardo. De los más de 75 aspirantes solamente 9 fueron seleccionados. Lugar del experimento: sótano del departamento de Psicología de la Universidad de Stanford. A ese sótano, transformado en cárcel, son trasladados los 9 detenidos.

Allí les esperan otros 9 jóvenes, también voluntarios del experimento que asumirían el rol de funcionarios de la prisión. Participantes, un espacio determinado y un ambiente ideal para poder determinar cómo influyen determinadas situaciones en el comportamiento humano. En una determinada situación ¿Cómo nos comportaríamos? ¿Seríamos capaces de ser bondadosos o podríamos convertirnos en seres humanos malvados capaces de dañar e incluso matar a otras personas? Nadie puede negar que el experimento era interesante. E innovador. El experimento duró 5 días y lo ocurrido no sólo conmocionó a la comunidad científica de la época sino que sigue siendo objeto de debate y estudio. Seguimos… Tenemos dos grupos de participantes: presos y carceleros. Y, por tanto, dos roles a desempeñar. A los 9 presos se les despojará d su ropa y tendrán que vestirse con una bata blanca. A partir de entonces no tendrán identidad, sólo un número: el 86124157. A los carceleros se les entrega un uniforme y unas gafas de sol.

Nada es casual. Para Zimbardo el contacto visual es clave e influye notablemente en la interacción entre individuos y maltratar a otros es más fácil si se elimina de la ecuación el contacto visual. Acababa el primer día del experimento y todo parecía bajo control. Vamos al 2° día: los presos se amotinan, arrancan su número de sus ropas, hacen barricadas e insultan y se enfrentan a sus carceleros y se niegan a que sus celdas se abran (estaban agrupados en celdas de 3 en 3) Ah! A todo esto: los jóvenes fueron detenidos en sus hogares, fichados y trasladados a la «cárcel» por policías reales que habían aceptado participar en el experimento. Ante esta situación los carceleros no saben qué hacer así que se dirigen a Zimbardo para preguntarle cómo actuar. La respuesta? «es vuestra cárcel, decidirlo vosotros». Eran inferiores en número y había sido cuestionada su autoridad. Abrieron las celdas, desnudaron y encadenaron a los prisioneros.

Se llevan a los líderes del motín a celdas de aislamiento. Queda ahí la cosa? Para nada: se les despoja de sus camas y uno de los guardias rocía a un preso con un chorro helado de dióxido de carbono. El motín había acabado. Todo bajo control. Pero ¿Cómo evitar nuevos motines?

Había que «destrozarlos» psicológicamente. Segundo día del experimento, apenas 36 horas después de su inicio, uno de los prisioneros (el 8612) pierde los nervios y sufre un ataque de pánico: grita, llora y sucumbe. La tortura psicológica funciona. Y los guardias se enorgullecen Continúan las torturas durante el tercer día. Al 4° día el ambiente es estremecedor: uno de los Carceleros, apodado «Jhon Wayne» por los presos, es el más activo, «innovador» y malvado de todos (el de la foto) y cada vez se volvía más agresivo.

Sus compañeros no se quedaban atrás. Zimbardo no se esperaba este comportamiento: Al fin y al cabo, los carceleros trabajaban en turnos de 8 horas lo que «les dejaban 16h para reflexionar sobre lo que habían hecho, pero esto no sucedió». Y es que además de la tortura psicológica y los maltratos físicos hay que añadir las vejaciones sexuales. Zimbardo se da cuenta de que los guardias se han metido demasiado en el papel. En la noche del cuarto día a los presos se les permite recibir visitas de amigos y familiares. Por primera vez, Zimbardo interviene directamente en el experimento supervisando las visitas. Al visionar las grabaciones y observar su lenguaje no verbal se da cuenta de que el experimento le está afectando: observa sus gestos, sus movimientos y comprende que se ha convertido «en el superintendente de la cárcel de Stanford», estaba participando en su propio experimento. Paró? No, decidió continuar. Y llegamos al 5° día, donde compañeros investigadores acuden a ver el innovador experimento. Zimbardo les muestra el comportamiento de los presos, insistiendo en que se hayan ante una investigación nunca vista, donde se puede constatar su teoría: que cualquier individuo puede llegar a ser malvado en determinadas circunstancias. Una de ellas, su pareja, ex-alumna, psicóloga y profesora de la Universidad de Berkeley (Christina Maslach) se asusta al ver lo que está ocurriendo y recrimina a Zimbardo con severidad, pidiéndole que detenga el experimento de inmediato y acusándolo de ser el responsable de lo que allí está sucediendo. Tras reflexionar Zimbardo decide poner fin al experimento: había perdido la perspectiva, había dejado atrás su ética, su rigor científico y se había dejado llevar y había asumido el rol de director de la cárcel. El experimento llega a su fin el 20 de agosto, una semana antes de lo previsto. Zimbardo había logrado demostrar la importancia del entorno en el comportamiento humano: cualquier persona podía llegar a ser malvada en un entorno malvado.

Un detalle: el rol que desempeñaría cada participante (preso/carcelero) fue determinado al azar, lanzando una moneda al aire. De hecho, en la entrevista previa al experimento, la mayoría se mostraba reacio a desempeñar el papel de guardia: no veían con buenos ojos el comportamiento de policías, tachándolos de «cerdos violentos» (no olvidemos que estamos a principios de los 70, en un ambiente universitario fuertemente movilizado contra la guerra de Vietnam q fue duramente reprimida por las fuerzas del orden en diversas manifestaciones)

Otra cosa que no he dicho: varias veces tuvieron que sacar de la «cárcel» a los prisioneros para llevarlos al médico y ser tratados por ataques de pánico y ansiedad. Uno de los participantes (preso) estaba en tan mal estado que se le permitió salir del experimento. No se habla mucho de esto pero ha arrastrado secuelas de por vida y está muy lejos de perdonar a Zimbardo (algún cara a cara han tenido)

Otro dato: estaban siendo filmados y observados por el investigador y lo sabían. Pero los guardias sabían también q Zimbardo se iba a descansar en el turno De noche. Momento en el que los carceleros aprovechaban para ser aún más sádicos. Zimbardo observa sorprendido las grabaciones la mañana siguiente pero tampoco hace nada: está fascinado con su propio experimento Otro detalle: un factor decisivo para que Zimbardo frenase el Experimento fue la presión de su pareja, que literalmente le dio a escoger entre ella o continuar con aquella aberración.

Más cosas: el Carcelero conocido como Jhon Wayne (Mock Guard) confiesa dos meses después de finalizar el experimento que jamás creyó que pudiera ser capaz de comportarse así, pero mientras duró el experimento no sintió en ningún momento la más mínima culpa ni remordimiento. Uno de los presos, el 812 trabaja desde entonces como psicólogo penitenciario. Se llama Douglas Korpi.

El tema ha dado mucho de sí y hay multitud de publicaciones: la propia obra de Zimbardo sobre el experimento (900 páginas), libros, películas… También ha escrito un libro sobre el comportamiento del ejército en la Guerra de Irak. Se llama «El efecto Lucifer»: hay una charla de Zimbardo en YouTube en el CDI (Canal de las ideas) También es interesante el documental La Ciencia del Mal, de La Noche Temática y el programa de Redes en el Punset los entrevista. Con respecto Al cine: hay tres películas:

  • El experimento (2001)
  • The experiment (2010) con Adrian Brody
  • «El experimento de la cárcel de Stanford» de 2015. Ésta última me dicen que es la mejor de todas. Y hasta aquí el hilo Espero que os haya gustado

Añado interesante y importantísima aportación de @KiKeNiCo donde habla de las falsedades y la alteración de los datos y revela las irregularidades del experimento de Zimbardo Debéis leerlo. Porque mi hilo es sobre lo que Zimbardo cuenta. Ojo con esto. https://medium.com/s/trustissues/the-lifespan-of-a-lie-d869212b1f62…

Publicado por veganibalecter

Como perder el tiempo en twitter no me parecía suficiente...decidí abrirme este blog. Aquí encontraréis (en otro formato) mis hilos sobre cine, historia, literatura, sociología...

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