
Su caso inspiró multitud de películas como “Psicosis”, “La matanza de Texas” o el personaje de Buffalo Bill en “El silencio de los corderos” y, como el resto de asesinos en serie de los que hemos hablado en los hilos anteriores, su historia no os dejará indiferentes. Vamos allá.
Edward Theodore Gein viene al mundo el 27 de agosto de 1906 en el condado de La Crosse, perteneciente al estado de Wisconsin. Con siete años la familia se traslada a una granja a las afueras de Plainfield (también perteneciente al condado de La Crosse).

Y os estaréis preguntando “¿pero por qué das tantos rodeos y datos y no vas al grano?” Pues porque la infancia de Ed Gein es clave para entender (de alguna manera) en qué tipo de monstruo acabaría convirtiéndose. En realidad, la infancia y la adolescencia son etapas clave de nuestro desarrollo y en el caso de los asesinos en serie no es una excepción. El perfil criminal de este tipo de psicópatas, (si habéis visto Mindhunter sabréis a qué me refiero) muestra que en la gran mayoría de los casos los asesinos en serie tuvieron una infancia difícil, llena de abusos en familias con un padre ausente o maltratador y una madre dominante. Y este es el caso de Ed Gein:
Su padre, alcohólico empedernido, lo maltrató hasta su muerte, en 1940 y su madre Augusta era una fanática religiosa, controladora y obsesionada con el pecado. La vida social de Ed Gein hasta que cumplió los 16 años se limitaba a los pocos contactos que podía tener en el colegio. Su madre no le permitía tener amigos ni relacionarse con nadie pues su pequeño debía mantenerse lo más alejado posible del pecado. Así se lo hacía saber una y otra vez mientras le recitaba pasajes de la Biblia.

El hermano de Ed, Henry, veía con preocupación la dependencia que éste tenía de su madre y como ésta lo controlaba, lo manipulaba y mantenía con él una relación enfermiza. Y así se lo hacía saber, lo que provocó constantes enfrentamientos entre ellos, hasta que un desafortunado incendio en la granja familiar acabó con la vida de Henry en 1944. Aunque no se pudo demostrar, muchos apuntan a que éste fue el primer asesinato de Ed Gein. Y no faltan razones: cuando el cuerpo de Henry fue localizado presentaba un fuerte golpe en la cabeza, sin embargo, las autoridades señalaron la asfixia como principal causa de la muerte y el caso fue cerrado.
Primero la muerte de su padre en 1940, en 1944 la muerte de su hermano Henry y muy poco después Augusta sufría una apoplejía que la tendría postrada en una cama durante 12 largos meses, hasta su muerte en 1945.
Ed se queda completamente solo, sin poder relacionarse con nadie: Augusta le había prohibido tener amigos, acercarse a mujeres, a las que consideraba enviadas del demonio para hacer caer a los hombre en el pecado, apenas saludaba a sus vecinos que lo veían como un hombre raro y asocial pero inofensivo.
Era tal la dependencia que tenía de ella que apenas se veía capaz de valerse por sí mismo. Y es que nada puede sustituir a una madre. ¿Nada? “Sujétame el cubata dijo Ed Gein” y aquí empieza lo gordo.
Arranca entonces una búsqueda desesperada por recuperar la figura de su madre. Y al angélico no se le ocurre mejor modo que buscar en las esquelas del periódico local mujeres de edad similar a la de Augusta para luego profanar sus tumbas, llevarse sus cuerpos a casa y convertir su sótano en una verdadera casa de los horrores de la que luego os daré más detalles.
En Planfield nunca ocurría nada extraño, bueno, estaba aquel caso de una mujer desaparecida a finales de 1954, Mary Hogan, una tabernera local, de bastante mal genio de la que no se había vuelto a saber nada: en el bar que regentaba se encontró un enorme charco de sangre y signos de haber sido arrastrada hacia un vehículo pero los investigadores no supieron seguir el rastro y nadie creyó a Ed Gein cuando afirmaba “está en mi granja”: lo consideraron una broma macabra y, pese a que fueron varias las veces que hizo ese comentario ni los investigadores ni los vecinos lo tomaron en serio.

Pese a que se le considera el responsable de la desaparición de más personas (una niña de ocho años, una adolescente que cuidaba a los hijos de su vecino y dos hombres que habrían ido a cazar ciervos) las autoridades acabarían deteniendo a Ed Gein por el torpe asesinato de Bernice Worden.
Bernice era la dueña de la ferretería local y el 15 de noviembre de 1957 atendió a Ed Gein, que le había encargado un líquido de anticongelante que recogería al día siguiente. Como hacía con todas sus ventas, Bernice anotó el concepto y el nombre del cliente.

Al día siguiente todo el pueblo se preguntaba extrañado por qué Bernice no había abierto la ferretería. Su hijo entró en el establecimiento y encontró la libreta donde apuntaba todas sus ventas. Todo señalaba a Ed Gein y en su granja se presentaron las autoridades. Allí encontraron el cuerpo de Bernice colgado boca abajo, le había arrancado el corazón y le había cortado la cabeza.
Pero esto no era todo, lo que presenciaron los investigadores no dejó a nadie indiferentes: decenas de cuerpos habían sido degollados, decapitados, eviscerados, despellejados… Unos colgando, otros diseccionados. Los libros de medicina y anatomía le habían servido de mucha ayuda para dar rienda suelta a su macabra creatividad: cráneos que usaba como cuencos, cabezas reducidas al estilo jíbaro, múltiples objetos realizados con piel humana: un vestido, un corsé, sillas. A estas creaciones hay que añadir lámparas hechas con caras humanas, un cinturón hecho con pezones, nueve máscaras realizadas con rostros de mujeres, varias vulvas pintadas y decoradas, un chaleco tapizado con vaginas y pechos…un auténtico horror. Todas esas macabras creaciones no se conservan: los investigadores hicieron las fotos oportunas y destruyeron tales atrocidades.

Tras horas y horas de interrogatorio en el que Ed se negaba a decir nada finalmente confiesa el asesinato de Mary Hogan y de Bernice Worden. Con respecto al resto de víctimas confesó que jamás había practicado sexo con ellas ni tampoco canibalismo (aunque las mutilaciones que presentaban los cuerpos indicaban lo contrario)

Fue diagnosticado como esquizofrénico y no apto para ser juzgado y pasó el resto de sus días en el manicomio del Estado. Pero ese internamiento no fue suficiente para los habitantes de Plainfield que, llenos de ira, acabaron quemando la que pasaría a la historia como “granja de los horrores”.

Ed Gein moriría el 26 de julio de 1984 víctima de un cáncer e insuficiencia respiratoria. Fue enterrado en el cementerio de su localidad, en una tumba sin nombre.
Espero que os haya gustado el hilo. Como píldora, por si fuese poco lo que os he contado…cuando los investigadores entraron a registrar su domicilio encontraron el cuerpo de Augusta, en su cuarto, jamás fue enterrada.
Os dejo la bibliografía por si queréis saber más.