
Jueves, 3 de febrero de 1983. Mike Cattran, un fontanero de la compañía Dino-Rod’s, acude al número 23 de Cranley Gardens, Londres, para solucionar una avería: algo estaba atascando las tuberías del edificio. Cuando baja a inspeccionar la fosa séptica descubre un hedor fuera de lo habitual, apunta con su linterna y de una de las cañerías ve salir lo que parecen restos humanos en descomposición. Y no se equivocaba. Tras dar aviso a las autoridades, la policía investiga minuciosamente la fosa hasta llegar a descubrir un total de 180 restos humanos que provenían de la cañería del ático, en donde vivía Denis Nilsen, un funcionario de 37 años. Cuando Nilsen regresó a su apartamento, el inspector jefe de detectives, Peter Jay y otros agentes lo estaban esperando. Fueron directos: “¿se trata de un cadáver o de dos”, a lo que Nilsen respondió: “He matado a 15 o 16 hombres”. Esta es la historia de Denis Nilsen también conocido como “el asesino de Muswell Hills”, “el asesino amable” o “el psicópata creativo”, considerado el mayor asesino en serie de Reino Unido. Hoy os cuento su historia.
Denis Nilsen nació en Fraserburgh, Escocia el 23 de noviembre de 1945. Era fruto de la relación entre Betty Whyte y Ofaf Nilsen, un soldado noruego que apenas conoció (sus padres no llegaron a vivir juntos y además se divorciaron a los pocos años).
Nilsen se crio con sus abuelos (Andrew y Lily Whyte) junto a sus dos hermanos. Los abuelos, que eran muy estrictos y fanáticos religiosos, marcarían fuertemente su carácter: era un niño arisco, muy reservado, con dificultad para relacionarse con los demás y que se alteraba con mucha facilidad. Y a pesar de que prácticamente todo para él estaba prohibido “por ser pecado” disfrutaba mucho de la compañía de su abuelo, con quien pasaba mucho tiempo. Una tarde de 1951 a Andrew le dio un infarto mientras pescaba y los vecinos trajeron su cadáver a casa para velarlo. Y allí estaba Denis, sin entender lo que ocurría, mientras le decían que pasase a ver a su abuelo, que “estaba durmiendo”. Nadie le explicó que estaba muerto y de algún modo, desde aquel momento, empezó a relacionar la muerte con amor.
Tras la muerte de Andrew, Denis se volvió aún más retraído, no se relacionaba con nadie y el hecho de descubrir que era homosexual a una temprana edad le hizo pensar que no encajaría jamás con los demás.
Después de acabar sus estudios se alistó en el ejército y estuvo destinado en Oriente y Europa. En 1966, cuando tenía 21 años, vivió otro episodio que lo marcaría: mientras volvía borracho a la base alguien le golpeó y lo amordazó. Se despertó poco después, cuando un hombre lo sacó a golpes del maletero. Pudo defenderse con un gato y afortunadamente no ocurrió nada más pero tuvo pesadillas durante mucho tiempo en las que lo raptaban, lo torturaban y lo mutilaban.
Después de once años decidió abandonar el ejército y, tras un breve paso por la policía, consiguió un trabajo como funcionario público en una oficina de empleo de Londres. Aunque había mejorado su capacidad para relacionarse con los demás, seguía siendo tímido y esto, unido a un carácter excéntrico y a su mal genio, le había supuesto un problema para encontrar una pareja duradera. Por si fuera poco, sus fantasías con la muerte no habían desaparecido desde la muerte de su abuelo, a menudo fantaseaba con estar muerto: se cubría el cuerpo con polvos de talco, se pintaba los labios de azul y se tumbaba frente a un espejo para ver cómo se vería si estuviese muerto.
La Nochevieja de 1978 Denis decidió salir a tomar unas copas a uno de los pubs que solía frecuentar. Allí conoció a un chico irlandés. Lo invitó a su casa y bebieron hasta quedarse dormidos. Cuando se despertó a la mañana siguiente, se quedó mirando cómo el joven dormía y pensó que sería maravilloso que se quedase para siempre. Cogió una corbata y lo estranguló, y como aún respiraba decidió ahogarlo metiéndole la cabeza en un cubo de agua. Y cuando al fin consiguió que estuviese muerto, lo bañó, lo secó cuidadosamente, lo vistió con ropa limpia y lo acostó en la cama. Pasados unos días, metió su cuerpo debajo del suelo de madera de una de sus habitaciones. Al fin tenía alguien que se quedaba a su lado pero lo que había hecho estaba mal, no podía seguir bebiendo de esa manera y no podía volver a matar. Esa fue la promesa que se hizo. Y durante un tiempo la cumplió. Si algo le sorprendió después de su primer asesinato fue que nadie buscase a ese chico, Nilsen esperaba la llegada de la policía en cualquier momento, pero nada pasó.
Luchó contra sus impulsos durante meses, hasta que a principios de diciembre de 1979 conoció a Kenneth Ockendon, un chico canadiense que se encontraba en Londres de vacaciones. Se fueron de copas por el Soho, recorrieron la ciudad haciendo fotos, cenaron y Nilsen lo invitó a su casa. Allí se pusieron a escuchar música y, de pronto, Denis volvió a sentir la necesidad de que aquel chico se quedase para siempre, cogió el cable de los auriculares y lo estranguló. Como ya había hecho con el primer cuerpo, lo baño, lo vistió cuidadosamente y se tumbó en la cama con él. Al día siguiente, lo metió en un armario y se fue a trabajar. Pasaría dos semanas sacándolo frecuentemente al salón y a la cocina, donde le sacaba fotos y charlaba con él sobre cómo le había ido el día y cuando pasaron dos semanas metió el cuerpo debajo del suelo de madera de su piso.
Al contrario de lo que había ocurrido la primera vez, la desaparición de Kenneth Ockendon sí tuvo repercusión: las noticias se habían hecho eco de su desaparición y Nilsen creía que era muy probable que alguien los hubiese visto por la ciudad y esperaba ser detenido en cualquier momento. Pero una vez más no ocurrió nada.
Y a partir de entonces los asesinatos se hicieron más frecuentes. Durante los siguientes dos años un total de 12 hombres morirían en el número 195 de Melrose Avenue. El procedimiento era siempre el mismo: Nilsen se acercaba a ellos en un pub o en la calle, les invitaba a comer o beber, entablaba conversaciones con ellos y los invitaba a su casa. La mayoría de esos chicos eran vagabundos, se habían escapado de sus casas o bien sus familias habían renegado de ellos por ser homosexuales. Una vez en su apartamento, esperaba a que estuviesen dormidos o lo suficientemente bebidos para estrangularlos con una corbata o ahogarlos y conservaba sus cuerpos un tiempo para luego despedazarlos y quemarlos en una hoguera en el jardín de su casa.

A finales de 1981 Nilsen se mudó al número 23 de Cranley Gardens. Empezaba de nuevo, el nuevo apartamento era un ático, no había espacio bajo el suelo donde almacenar los cadáveres ni un jardín donde incinerar los cuerpos. Podía ser un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para no matar. Pero no pudo evitarlo y pronto volvió a las andadas. A lo largo de varios meses se cobró la vida John Howlett, de Graham Allen y de Stephen Sinclair. Como no tenía dónde almacenar los cuerpos, los despedazaba y los tiraba por el inodoro. Y probablemente hubiese seguido acumulando cuerpos de no haberse producido un atasco en la tuberías que hizo necesaria la intervención de un fontanero.
Y aquí es cuando llegamos al comienzo de la historia, al momento en que Mike Cattran inspecciona la fosa séptica y, tras descubrir varios trozos de huesos y carne humana que procedían del apartamento de Nilsen da aviso a las autoridades, que proceden a su detención.
Ya en comisaría, Nilsen fue detallando con todo lujo de detalles sus crímenes. En noviembre de 1983 fue declarado culpable de 6 asesinatos y de dos intentos de asesinato (ocho de sus víctimas no pudieron ser jamás identificadas y no constaban denuncias de su desaparición ni Nilsen recordaba sus nombres). Murió el 12 de mayo de 2018 por causas que no se han hecho públicas. Durante el tiempo que estuvo en prisión colaboró concedió varias entrevistas, narró sus crímenes en horas y horas de confesiones que podéis ver en la serie documental de Netflix “Memorias de un asesino: Las cintas de Nilsen”. También se ha hecho recientemente una serie sobre él, “Des” protagonizada por David Tennat, que clava el papel. Hay, además, dos libros sobre él, uno escrito por el propio Nilsen “History of Drowning Boy” y otro escrito por Brian Masters: “Killing for Company”.

Y hasta aquí el hilo de hoy. Os dejo con la bibliografía donde encontraréis más detalles sobre su vida, sus crímenes y su juicio:
https://www.esquire.com/es/actualidad/tv/a37347404/memorias-de-un-asesino-netflix-dennis-nilsen/
https://www.larazon.es/internacional/20200917/xrfvnyu3nzgixpn7xdfhjp23fu.html