
23 de marzo de 1999 una chica corre desesperada por las calles del pequeño pueblo de Truth or Consequences, Nuevo México. Está completamente desnuda y en su cuello lleva un collar de perro del que cuelga una cadena. Tras intentar sin éxito parar un vehículo, acaba golpeando la puerta del matrimonio Breech, que al abrir descubre a una joven llena de moratones, cortes, laceraciones y otros signos de haber sido torturada salvajemente.
Cuando llegaron las autoridades, Cynthia narró su pesadilla: la mañana del 20 de marzo estaba haciendo la calle, en búsqueda de algún cliente, cuando un hombre le pidió que se acercase. Llegaron un trato y Cynthia se subió a su coche. Cuando terminó su servició aquel hombre sacó una placa de policía y le comunicó que estaba detenida. Cynthia se resistió, pero recibió una descarga eléctrica que la dejó inconsciente.
Cuando se despertó estaba en una habitación, completamente desnuda y con un collar de perro al cuello. De pronto, empezó a reproducirse una grabación que duró unos 30 minutos: “Has sido la elegida, has sido seleccionada por tu cuerpo y tu aspecto (…) Ambos sabemos para qué te hemos traído (…) te quedarás aquí, desnuda y encadenada (…) dicen que soy frío y que no escucho, que trato a las personas como objetos para sentir placer y supongo que tienen razón (…) he traído a más de 37 mujeres con el mismo objetivo y ninguna ha escapado. Tú no serás una excepción”. La grabación terminaba de esta manera: “en cuanto termine esta grabación, tendrás una oportunidad excelente para suplicarme que te liberte. Me encanta cuando ruegan y suplican”
Después de aquello, un hombre y una mujer le enseñaron centenares de fotografías de mujeres que habían sido torturadas y mutiladas. Así finalizó la primera parte del “procedimiento”, la fase de la tortura psicológica. Posteriormente recibió descargas eléctricas durante horas y acabó siendo trasladada a una habitación a la que llamaban “el cuarto sucio”: allí la colgaron del techo y empezaron a practicarle todo tipo de abusos y vejaciones durante horas y horas. Pero aún quedaba lo mejor: según sus captores, al día siguiente sería trasladada a “La caja de juguetes”, pero debido a un descuido de la mujer que la custodiaba pudo alcanzar las llaves de sus cadenas y liberarse. Cuando casi lo había conseguido, su captora la agredió con un picahielos y forcejearon hasta que Cynthia la golpeó con una lámpara y echó a correr pidiendo ayuda.

Cuando Cynthia relató lo acontecido y describió a sus agresores, las autoridades fueron al domicilio de David Parker Ray y Cindy Lee Hendy y, al ver que no se encontraban en su vivienda, recorrieron el pueblo hasta dar con ellos y arrestarlos.
Tras la detención, fue el FBI el que tomó las riendas de la investigación. Además de las grabaciones, de los cientos de fotografías de mujeres torturadas y de un manual que detallaba el procedimiento a seguir durante las torturas, los investigadores encontraron algo más: un remolque de camión, llamado “la caja de juguetes” y se quedaron asombrados: una cama obstétrica, látigos, correas, cuerdas, juguetes sexuales, cuchillos, agujas, tenazas, pinzas, material quirúrgico y cualquier elemento que os podáis imaginar para infligir torturas. David Parker Ray tardo meses y meses, incluso años, en terminar su “caja de juguetes” y se calcula que invirtió alrededor de 100.000 dólares en este cuarto de torturas.

Los investigadores no tardaron en relacionar a David con la aparición de varios cuerpos en el desierto y la desaparición y tortura de múltiples prostitutas. Calculan que alrededor de 70 mujeres fueron violadas, golpeadas, mutiladas durante esos años: algunas morirían y otras serían puestas en libertad, tras serle suministrado un potente cóctel de drogas que las dejaría sin recuerdos sobre lo que había pasado y dónde habían estado. Otras fuentes apuntan que el número de víctimas podría sobrepasar el centenar. Nunca se sabrá: David Parker Ray fue condenado en abril de 2001 a 223 años de prisión pero murió el día antes de ser enviado la cárcel del condado de Lea (Nuevo México) de un repentino ataque al corazón.
Y el hilo sobre asesinos podría acabar aquí pero quedan un par de asuntos.
En cuanto a su vida: David Parker Ray nació en Belén (Nuevo México) el 6 de noviembre de 1939. Nos vamos a encontrar (como es frecuente) con una infancia con grandes coincidencias con las de otros asesinos en serie: una madre ausente, un padre alcohólico y violento, maltratos físicos por parte de su abuelo (que fue quien lo crio), obsesión por la pornografía y el sadomasoquismo…Y a estos factores hay que añadir el consumo de drogas y alcohol. Así que todo ese cóctel modeló a un David de carácter sádico que no tuvo mucha suerte en el amor: se casó varias veces pero sus mujeres acabaron abandonándolo al ver que sus exigencias sexuales eran cada vez mayores y que cada vez necesitaba más y más sufrimiento.
¿Y qué decían sus vecinos? Pues como suele pasar con los asesinos en serie nunca levantó sospechas porque de puertas afuera era el vecino ejemplar: educado, encantador y amable. Por eso la población de True or Consequences, de apenas 6000 habitantes, se quedó conmocionada al descubrir que su amable vecino era un asesino en serie. Y no sólo eso: contó con la colaboración de varias personas a lo largo de los años, que le ayudaron a perpetrar sus secuestros y torturas: su propia hija (Glenda Jean «Jesse» Ray), su pareja (Cynthia ‘Cindy’ Lee Hendy) y un amigo (Dennis Roy Yancy) que también fueron procesados y condenados a prisión. Y hasta aquí el hilo de asesinos en serie de hoy. Os comento, como curiosidad, que este caso fue la inspiración para películas como Saw. Os dejo con la bibliografía que he empleado: un artículo de La Vanguardia (que hace unos reportajes sobre asesinos en serie buenísimos), el episodio que Canal del Crimen dedico a David Parker Ray y un podcast que he encontrado sobre él en Ivoox:
‘https://www.youtube.com/watch?v=RQiczX_QCQQ
https://www.ivoox.com/david-parker-ray-8220-el-asesino-caja-audios-mp3_rf_79181084_1.html