
Richard Leyva Muñoz Ramírez nació en El Paso, Texas el 29 de febrero de 1960. Era el menor de cinco hermanos y como ya hemos visto tantas veces en otros casos de asesinos en serie, sufrió malos tratos por parte de su padre, que lo golpeaba con frecuencia a él y a sus hermanos. Debido a un fuerte golpe en la cabeza tras caerse de un columpio sufrió ataques de epilepsia durante su infancia y su adolescencia, lo que hizo que se volviese más retraído y tuviese aún más dificultades para relacionarse con los demás. Empezó a delinquir siendo apenas un niño: con nueve años empezó a cometer robos y también a una temprana edad empezó a consumir drogas.

Familia disfuncional, maltrato, drogas… Por si todos estos factores no fueran suficientes, a la vida de Richard Ramírez hay que sumarle la influencia de su primo Mike, un ex boina verde que había estad combatiendo en Vietnam y que regresó a EEUU cuando Richard tenía 12 años. Mike Ramírez le detallaba con todo lujo de detalles sus batallas, haciendo especial hincapié en las mujeres que había torturado, mutilado y asesinado, enseñándoles fotos de cómo habían quedado y hablándole sobre diferentes técnicas que había empleado con ellas: “tener en tus manos la vida de alguien es como ser Dios”, le decía entre historia e historia. Con Mike pasaba muchas tardes, fumando marihuana y hablando sobre las torturas y violaciones que había cometido en Vietnam hasta que en 1973, en una discusión con su mujer, Mike le disparó en la cara y la mató en el acto. Richard estaba tan cerca que la sangre salpicó su rostro pero jamás confesó que estuvo presente en el asesinato. Mike fue llevado a prisión y finalmente en el juicio se consideró que sufría estrés postraumático y pasó varios años en un psiquiátrico.
Con su primo lejos lo cierto es que no mejoró, seguía consumiendo drogas y delinquiendo: allanamientos, atracos, robo de vehículos…También le empieza a llamar la atención el satanismo. A los 15 años abandona los estudios y se muda a Los Ángeles, donde sigue delinquiendo para pagarse su adicción a las drogas. Allí es detenido en dos ocasiones por robar vehículos.
Su carrera como asesino empezaría la noche del 28 de junio de 1984, cuando decide entrar al domicilio de Jeannie Vincow, de 79 años, a través de una ventana que la anciana se había dejado abierta. Su hijo encontró el cuerpo a la mañana siguiente pero los investigadores no encontraron ninguna prueba y el caso quedó sin poder ser resuelto.
No volvería a matar hasta pasados ocho meses. A este periodo que transcurre entre un asesinato y el siguiente se le llama “periodo de enfriamiento”: al asesino le “basta” con rememorar el crimen, recordar cada detalle y observar las pertenencias o “trofeos” que ha arrebatado a sus víctimas pero pasado un tiempo vuelven los deseos de asesinar.
El 17 de marzo de 1985 María Hernández acababa de meter su coche en el garaje cuando se topó con Ramirez. De poco sirvieron las suplicas: el atacante la apuntó con un arma y le disparó en la cara. Por suerte, María se había echado las manos a la cara y la bala rebotó en las llaves que sostenía en su mano: se hizo la muerta y Richard se adentró en su vivienda. Allí estaba su compañera de piso, Dayle Ojazaki, que recibió un disparo en la cabeza y murió en el acto.
Ramínez había huido y, lejos de esconderse, se dirigió a la carretera, donde hizo parar el coche que conducía Tsai_Lian Yu y la mató a tiros. Gracias a que María Hernández pudo describir al asaltante, la policía tuvo su primera descripción: alto, oscuro, de aspecto intimidante e hispano.
Unos días después, Richard Ramírez entraba en la vivienda del matrimonio formado por Vicent y Maxine Zazzara. Acabó con la vida de Vicent de un disparo en la cabeza pero con Maxine fue aún más cruel si cabe. Esta vez los investigadores encontraron una pista importante: la huella de unas zapatillas deportivas que resultaron ser un modelo exclusivo del que se habían vendido muy pocas unidades. Los policías no tardaron en darse cuenta de que este doble crimen podía estar relacionado con los asesinatos cometidos unos días antes. Si esta hipótesis era cierta, el asesino estaba aumentando la frecuencia con la que mataba y era muy probable que volviese a actuar muy pronto. Y así fue: el 24 de mayo Richard se colaba en la residencia del matrimonio Wu, mata al marido de un fuerte golpe en la cabeza y, de nuevo, vuelca toda su ira con la señora Wu. Frustrado por no haber encontrado dinero ni objetos de valor, la golpeó y la violó pero, por alguna razón, la dejó con vida. Cuando los investigadores acudieron a su domicilio, la señora Wu pudo describir a su agresor: hispano, alto, oscuro…Sin duda se trataba del mismo hombre.
A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que el caso de Richard Ramírez es un poco diferente a los demás que hemos visto hasta ahora. No tiene un modus operandi definido, ni siquiera un perfil de víctima determinado: ataca por igual a hombres o mujeres, sin importar raza, edad… tampoco usa siempre los mismos métodos: unas veces opta por golpes, otras por usar un arma de fuego, unas veces viola, otras no. Incluso a veces deja a sus víctimas con vida. En ocasiones las escenas del crimen transmitían la sensación de ser un ataque cuidadosamente planeado, cometido de manera cuidadosa, sin dejar pistas, mientras que otras veces los escenarios mostraban un crimen desordenado e impulsivo. Así que hacemos un pequeño parón para hablar de la clasificación que usa el FBI sobre asesinos en serie: organizados, desorganizados y mixto.
Un asesino en serie organizado planifica sus crímenes con detalle y es muy cuidadoso a la hora de evitar dejar algún tipo de rastro o prueba que permita identificarlo. Son tremendamente inteligentes y muy manipuladores y, generalmente, se les puede clasificar como psicópatas. De este tipo conocéis muchos porque os he hablado de ellos: Ted Bundy, Ed Kemper… Por otro lado, están los asesinos en serie desorganizados, que escogen a sus víctimas al azar y sin ningún criterio. Son más descuidados y actúan por impulso y en la mayoría de los casos son personas con algún tipo de trastorno: esquizofrenia, paranoia, delirios…De estos no os he hablado mucho pero Jeffrey Dammer sería un ejemplo (aunque hay mucho debate sobre si realmente tenía un trastorno de personalidad múltiple o no). A esta clasificación, los investigadores tuvieron que añadir otra categoría: los asesinos en serie mixtos, que tienen características de los asesinos en serie organizados y de los asesinos en serie desorganizados. Algunos expertos clasifican a Richard Ramírez como un asesino en serie mixto.
Seguimos. Los Ángeles estaba conmocionada con la oleada de crímenes y el pánico empezó a extenderse entre los ciudadanos. La prensa acuñó el nombre de “The Night Stalker”, el acosador nocturno, y siguió con mucho interés sus crímenes. Unos días después de atacar al matrimonio Zazzara, Ramírez se coló en el domicilio de Ruth Wilson, que despertó sobresaltada cuando, al abrir los ojos, vio a un hombre apuntándola con un arma. Ramírez esta vez cogió al hijo de Ruth, de 12 años, como rehén y, mientras le apuntaba, le pidió el dinero. A pesar de que Ruth obedeció y le indicó dónde tenía las joyas y los objetos de valor, Ramírez la torturó igualmente y la violó salvajemente, dejándola con vida. Cuando los investigadores acudieron a la escena del crimen, Ruth describió a su asaltante: como os podéis imaginar, se trataba de un “hombre, alto, oscuro, hispano…”.
Unos días después entró en el domicilio de Ruth Wilson, que se despertó sobresaltada al ver que Ramírez la apuntaba con un arma. Ramírez cogió a su hijo de 12 años como rehén y le pidió dinero. Y a pesar de que Ruth le indicó donde tenías las joyas de mayor valor, Ramírez la torturó, la violó salvajemente y la dejó tirada en la cama, perdonándole la vida. Cuando la policía se personó en la casa Ruth describió a su asesino como un hombre alto, oscuro, hispano…
Los crímenes siguieron sucediéndose cada pocos días o semanas: las hermanas Malvia Keller y Blanch Wolf murieron a martillazos, Patty Elain Higgins degollada, al igual que Mary Louise Cannon. Maxson y Lela Kneiling murieron a golpes y fueron tiroteados. Y así seguiría hasta su detención. En total, Richard Ramírez cometió 14 asesinatos, 5 intentos de asesinato, 9 violaciones, además de asaltos, secuestros y robos. Y esto, sólo entre 1984 y 1985.
Nos vamos al 20 de agosto de 1985, una fecha clave en el caso de The Nigth Skalter: Ramírez irrumpió en el domicilio de una joven pareja y disparó al novio. De nuevo, se cebó con la mujer y la amenazó con dispararla si no le daba dinero y objetos de valor. Esta vez Ramírez no fue más allá: la amordazó y escapó. La joven pudo desatarse y asomarse a la ventana y vio a Ramírez subirse a una camioneta Toyota color naranja. Esa misma camioneta había llamado la atención de un joven que paseaba por el barrio, que decidió llamar a la policía y darle el número de placa. Los investigadores descubrieron que se trataba de un vehículo robado. Lo localizaron aparcado en el parking de un McDonalds y, durante 24 esperaron a que el sospechoso volviese a por él. Ramírez no apareció por allí y los investigadores decidieron inspeccionar el vehículo en busca de alguna prueba: encontraron una huella dactilar y al cotejarla descubrieron el nombre del sospechoso: Ricardo Leyva Ramírez.
Unos días después, mientras Ramírez intentaba robar otro vehículo, fue reconocido por unos ciudadanos, perseguido y retenido hasta que llegó la policía. En el juicio, Richard Ramírez no hizo gran cosa por defenderse: en ocasiones gritaba “Viva Satanás” y en otras, con tono desafiante, hacía declaraciones como ésta: “Yo no creo ni en la hipocresía ni en los dogmas morales de la llamada sociedad civilizada. Sólo me basta con mirar dentro de esta habitación, para conoceros tal y cómo sois: mentirosos, cobardes, asesinos, ladrones… y cada uno con su propia profesión legal. Sois unos gusanos hipócritas, me ponéis enfermo…”. Al juicio, como había pasado con otros asesinos en serie, acudieron mujeres que se sentían fuertemente atraídas por Ramírez (lo que se conoce como hibristofilia) y hasta llegó a casarse con una de ellas. En 1989 fue condenado a pena de muerte. Moriría de una insuficiencia hepática el 7 de junio de 2013, a los 57 años.

Y hasta aquí el hilo de hoy. Espero que os haya gustado. Es más extenso de lo habitual pero el de Ramírez es un caso complicado, tanto por cómo actuaba como por el hecho de que hay mucho publicado sobre él. Si os interesa saber más os recomiendo la serie documental “The Night Skalter” de Netflix y os dejo algunos enlaces de interés: