LA CHICA DE PORTBOU (O CÓMO ‘CRIMS’ RESOLVIÓ UN MISTERIO DE 32 AÑOS

El 4 de septiembre de 1990 a las ocho de la mañana una vecina de Portbou (Tarragona) avisa a las autoridades de que hay una chica colgada de un pino cerca del cementerio. Su cuerpo cuelga de una rama situada a 2’65 metros y sus pies están a 40 centímetros del suelo. La noticia sobre el hallazgo no tarda en difundirse y pronto todo el pueblo se acerca a comprobar quién es la joven pero nadie la reconoce. Entre los que acuden al lugar, se encuentran dos jóvenes periodistas de apenas 18 años: Carles Cereijo, de Punt Avui, y Ramón Iglesias, de Diari de Girona que cubrirán el caso y se quedarán conmocionados con la imagen que ven: aquella chica de camiseta turquesa y peto vaquero tenía su edad y todo apuntaba a que se había quitado la vida.

PORTBOU. NOIA QUE VA SER TROBADA PENJADA A PORTBOU EL 1990

Las autoridades dan aviso del hallazgo al forense, Rogelio Lacaci, que se va a negar a acudir a la localidad (en aquel momento se encargaba de ocho localidades y no le pagaban los desplazamientos) y va a solicitar que descuelguen el cuerpo y que lo trasladen a la morgue del cementerio de Figueres. Lacaci no sabía que esa decisión cambiaría el rumbo del caso para siempre.

La Guardia Civil, por su parte, realiza una inspección de la zona: la joven no lleva ningún tipo de identificación, no hay señales de lucha, ni de arrastramiento en la zona. Sus zapatos se encuentran colocados al lado del pino y pese a que no había nada a lo que la joven pudiera haberse subido para colgarse y que sus pies estaban totalmente limpios y sin espinas todo les lleva a pensar que se trata de una muerte voluntaria. Realizan un total de diez fotografías de la escena, que serán llevadas a revelar y serán remitidas al juzgado el día 10 de septiembre. Los agentes, entre los que se encuentra Enrique G.V, observan que a unos 50 metros de la joven están acampados un grupo de jóvenes austríacos: Matías, Peter, Michael, Stefan, Manfred y Bárbara, todos nacidos entre el año 1966 y 1972. Se dirigen a ellos y les preguntan sobre la joven: afirman que llegaron esa misma madrugada en su vehículo, que acamparon, que sobre las tres de la madrugada decidieron irse a dormir y que en ningún momento vieron ni oyeron nada extraño. Como el resto de habitantes de Portbou, no conocían a la chica de nada.

Con el cuerpo ya en la morgue, el forense Lacaci observa a la joven, que parece tener entre 18 y 22 años: no ve en ella señales de lucha y determina que la causa de la muerte es el ahorcamiento. La chica no parece española, su piel clara y el hecho de no estar depilada le llevan a pensar que la joven podría ser europea. Además de sacar fotografías del cuerpo decide fotografiar también las etiquetas de la ropa de la joven, que mostraban que aquella ropa pertenecía a alguna filial de H&M, se había fabricado en Grecia y se comercializaba en algunos países del centro y del norte de Europa. Viendo que los días pasaban y que nadie reclamaba el cuerpo decide embalsamar el cadáver.

El tiempo trascurre y para sorpresa de todos la chica de Portbou sigue sin identificar, por lo que dos meses después se decide darle sepultura en un nicho del cementerio de Figueras en el que se colocan las letras N.N: No Name. Cuando en los años 2000 el uso de las técnicas de ADN se generaliza se decide hacer uso de ellas para dar por fin con la identidad de la joven. Al fin, tras veinte años, podría resolverse el misterio de quién era la chica de Portbou, pero cuando van a buscar el cuerpo…HABÍA DESAPARECIDO. Apenas un mes antes se había tomado la decisión de trasladarla a una fosa común y debido a que su cuerpo fue troceado fue imposible localizarlo.

Y todo podría quedar aquí, con un caso sin resolver que quedaría para siempre grabado en la memoria de los vecinos de Portbou, la Guardia Civil, Rogelio Lacaci y los periodistas de sucesos como Tura Soler, que siempre que tuvo ocasión, reflotó el caso con la esperanza de poder encontrar a la familia de aquella chica desconocida. Su insistencia y amistad con Carles Porta hizo que por fin, el programa catalán Crims se interesase por el caso. A principios de 2021, el programa de TV3 prepara el capítulo sobre la Noia de Portbou y cuando enseña las fotos tomadas por la Guardia Civil al forense Lacaci salta la sorpresa: “Si hubiese visto las fotos en su momento jamás hubiese determinado que la causa de la muerte fue el suicidio”. Y es que aquellas fotos lo cambiaban todo, ya que “esa ahorcadura es imposible y necesita como mínimo la ayuda de dos personas más”. La forma en la que estaba ahorcada, el nudo, el hecho de que no tuviese marcas en los pies ni en los muslos de haber trepado aquel pino… apuntaban a que aquella muerte no fue voluntaria y a que aquella joven fue colgada mientras estaba drogada o inconsciente por otras personas.

Carles Porta se pone en contacto con Hans, un policía alemán, que le informa de que en caso de ser un crimen, éste habría prescrito en España pero no en Alemania o en Austria, los países de donde podría ser la joven y que si la Guardia Civil lo solicitaba se podría reabrir el caso. ¿Y de dónde eran los jóvenes que habían estado acampando a 50 metros de aquel pino? Exacto! De Austria!. Pero la alegría dura poco: la Guardia Civil, que considera que aquella muerte fue un suicidio, considera que el caso ha prescrito y decide no hacer ninguna gestión. Pero el equipo de Crims no se rinde y contacta con el canal de televisión Austria TV, que emite un programa sobre casos no resueltos. Tras remitirle toda la información, el programa sobre la chica de Portbou es emitido el 23 de abril de 2022 y es récord de audiencia.  Y aquí se produce el giro definitivo. De los cientos y cientos de personas que contactan con el programa destaca la llamada de una mujer italiana que estaba de vacaciones en Austria y que dice reconocer a la joven como una chica de su pueblo desaparecida en 1990. ¿Su nombre? Evi Rauter.

Tras localizar a su hermana y enseñarle las fotos del cuerpo, se confirma por fin la identidad de la joven: aquella chica desconocida, que había sido un misterio durante 32 años era la joven italiana Evi Rauter de 19 años. A principios de septiembre de 1990, Evi había viajado desde su pueblo natal de Lana, en el norte de Italia, a Florencia para visitar a su hermana mayor Christine y pasar unos días con ella. La mañana del 3 de septiembre le dijo que se iba a pasar el día a Siena, una ciudad que se encontraba a una hora de Florencia. Dejó allí sus pertenencias, tan sólo se llevó 60.000 liras (unos 30€), sus gafas de sol y su tarjeta de transporte. Y nunca volvió. Christine y su familia dieron la voz de alarma y dos días después denunciaron su desaparición: las calles de Florencia se llenaron de carteles con la fotografía de Evi pero nadie pudo dar con su paradero. La buscaron sin descanso pero no podían imaginar que Evi había aparecido unas horas después ahorcada en Portbou, a 1000 km de distancia. ¿Qué pasó? ¿Por qué cambió de planes? ¿Por qué no se dirigió a Siena? Y lo más importante: ¿Cómo llegó a Porbou en apenas 20 horas? Sólo había dos opciones: o en coche o en tren. Según los horarios de tren de la época había un tren que salía de Florencia a la una de la tarde y llegaba a Porbou a las seis menos cuarto de la mañana. Si Evi lo cogió, tuvo el tiempo justo para bajarse del tren, caminar en plena noche, encontrar un árbol y ahorcarse. Su familia insiste en que era una joven feliz, equilibrada, responsable, que no había dado signos de estar deprimida. Si se quitó la vida ¿por qué se desplazó 1.000 km? ¿Dónde dejó sus pertenencias? ¿Cómo se subió al árbol? ¿De dónde sacó la cuerda? Todo parece apuntar a que Evi no se quitó la vida y toda la atención se centra ahora en los jóvenes austríacos: ¿pudo haber Evi viajado con ellos? ¿Tuvieron algo que ver con su muerte? Crims logra contactar con uno de ellos, Peter, que los esquiva durante todo un año y se limita a responder que no quiere saber nada del tema y repite la misma información que dio a la policía en 1990: aquella noche él y sus amigos llegaron de Portbou de algún lugar que no quiso especificar, acamparon y se fueron a dormir sin ver ni oír nada extraño. Después de decir esto, corta toda la conversación del programa.

Cuando Crims graba la segundo capítulo del caso dedicado a la chica de Portbou llega una nueva sorpresa. Una vecina de 92 años, que vivía a escasos metros del pino donde apareció Evi, relata al programa que aquella noche de madrugada le despertaron las voces de unos chicos que discutían y escuchó a una chica llorando. Cuando la Guardia Civil llegó a la escena, esta vecina intentó hablar con ellos pero le dijeron que se callase y se metiese en su casa (como veis la Guardia Civil se lució durante todo el proceso).  Crims remite este testimonio y toda la documentación disponible a las autoridades de Italia, donde no prescriben los crímenes, que ha abierto el caso y se encuentra investigando lo que pudo suceder aquella madrugada del 3 al 4 de septiembre de 1990. Y hasta aquí la historia de la chica de Portbou, espero que os haya gustado y que comentéis qué os parece el caso y cuál es vuestra teoría. Os dejo los episodios de Crims que he usado para documentarme:

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/crims/la-noia-de-portbou-part-1-no-name/video/6163737/

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/crims/la-noia-de-portbou-part-2-evi/video/6164854/

Publicado por veganibalecter

Como perder el tiempo en twitter no me parecía suficiente...decidí abrirme este blog. Aquí encontraréis (en otro formato) mis hilos sobre cine, historia, literatura, sociología...

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: