
Os presento a Pogo: un entrañable payaso que en su tiempo libre se dedicaba a visitar a niños enfermos en los hospitales y a amenizar las fiestas de cumpleaños de los más pequeños. Detrás de este personaje se escondía John Wayne Gacy, un empresario local de éxito de Chicago, conocido por todos como un “vecino ejemplar” que participaba en todo de tipo de actos de la comunidad y era un miembro activo del Partido Demócrata. Propietario de una casa en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, casado por segunda vez y padrastro de dos niñas Gacy era el prototipo de hombre triunfador pero tras una vida aparentemente perfecta y ejemplar se escondía un auténtico monstruo que acabó con la vida de, al menos, 33 adolescentes. De hecho, su caso inspiró a Stephen King para escribir “IT” y dar forma al malévolo Pennywise que traumatizó a más de una generación. Hoy os cuento su historia. Vamos allá.
John Wayne Gacy venía al mundo un 17 de marzo de 1942 en Chicago, Illinois. Como siempre hago me voy a detener brevemente en su infancia porque es aquí donde se encuentran muchos patrones comunes en los asesinos en serie: de nuevo nos encontramos con un padre alcohólico y maltratador que insultaría, humillaría y pegaría a Gacy durante toda su infancia y adolescencia. Y de nuevo (porque también es frecuente) nos encontramos con abusos sexuales: un amigo de la familia abusó de él cuando tenía tan solo 9 años.

En 1953 Gacy se cae de un columpio y se lleva un fuerte golpe en la cabeza (si recordáis el último hilo esto mismo le pasó al asesino del ajedrez) y desde entonces sufría constantes dolores de cabeza y desmayos que eran abiertamente ignorados por su padre, que consideraba que Gacy fingía y se dedicaba a patearlo cada vez que tenía una de sus crisis y acababa desmayado y convulsionando. Esta situación se prolongaría cinco años más hasta que, tras una visita a un médico, se le descubre un coágulo en el cerebro y se le administra un tratamiento que resuelve por completo su problema de salud.

Nos vamos a 1962 donde el joven Gacy llega a la ciudad de Las Vegas para trabajar en una funeraria. Es, probablemente su primer contacto con la muerte. Y vaya si hubo contacto. Durante los tres meses que trabajó allí, a Gacy le gustaba introducirse en los ataúdes junto a los cadáveres de adolescentes muertos y acariciarlos (otras fuentes hablan de necrofilia)
Una vez despedido pasa a trabajar en una fábrica de calzado donde conocería a su primera mujer con quien se casaría en 1964 y juntos se mudarían a Iowa donde trabajaría regentando el restaurante familiar de la familia de su esposa. Trabajo, mujer, dos hijos…parecía tenerlo todo pero su deseo hacia jóvenes adolescentes era irrefrenable: en 1967 es condenado a 10 años de cárcel por violar a un chico de 15 años. Consiguió la condicional en menos de año y medio por buen comportamiento. Su encarcelamiento le costó el divorcio y la prohibición de volver a ver a sus hijos.

Volvió a Chicago y como ya había pasado con Bundy pudo empezar de cero ya que no era frecuente que los estados compartiesen información sobre delitos o asesinatos. De vuelta a Chicago y con una nueva vida al lado de su segunda esposa y sus dos hijastras monta una empresa de construcción que pronto comienza a ser exitosa y se convierte en un miembro destacado de la comunidad: solidario, conocido, muy activo social y políticamente: era capitán de distrito y siempre se mostraba preocupado por los más pequeños: como os he contado al principio se disfrazaba de payaso y visitaba a niños enfermos en el hospital, amenizaba fiestas de cumpleaños y les hacía regalos que pagaba de su propio bolsillo.
Nadie podía sospechar que Gacy tenía una afición oculta: violar y torturar salvajemente a decenas de adolescentes. Eran los años 70 y cada pocos días desaparecían jóvenes: no había pistas y muchos de estos casos se archivaban como desapariciones voluntarias. En muchas ocasiones se trataba de jóvenes procedentes de familias desestructuradas, jóvenes vulnerables que desaparecían de la noche a la mañana sin que a nadie pareciera importarle. Entre 1972 y 1978 Gacy asesinó a más de 30 chicos (aunque posteriormente reconocería que fueron muchos más) sin que las autoridades sospecharan.

En 1975, John Butkovich, de 17 años se dirige con unos amigos al domicilio de Gacy: trabajaba para él y llevaba varias semanas sin cobrar. Tienen un enfrentamiento pero tras prometerle que le pagaría el joven se va. Nunca más lo volverían a ver. Su coche aparecería al día siguiente con las llaves puestas y aparcado no muy lejos de la casa de Gacy, que fue interrogado sobre su encontronazo con el joven: no había testigos ni pruebas y su misteriosa desaparición fue un enigma durante los tres años siguientes. Gacy confesaría años después que logró convencerlo de que entrase de nuevo en su casa, allí lo esposó, lo torturó y le hizo el “número de la soga” que es como Gacy se refería al estrangulamiento con el que acabaría con muchas de sus víctimas. En marzo de 1976 Gacy se divorciaría de su segunda esposa y tendría vía libre para seguir matando aún con más frecuencia: lo cierto, aunque parezca mentira, es que su segunda mujer nunca sospechó que Gacy fuese un asesino: sabía que se reunía con otros hombres en el sótano a beber y que se reunía con adolescentes pero sus sospechas sólo alcanzaban a imaginar que su marido era homosexual.

Nos vamos a la noche del 21 de marzo de 1978 en la que un joven de 26 años llamado Jeffrey Rignall paseaba de vuelta a casa cuando Gacy se aproxima, le invita a subir a su coche y le ofrece fumar marihuana. Jeffrey acepta y nada más subirse, Gacy puso sobre su boca un trapo impregnado de cloroformo y el joven perdió la consciencia: durante unos segundos de lucidez reconoció la salida de la autopista que estaban atravesando pero pronto se quedó inconsciente otra vez. Cuando despertó estaba en un sótano, sobre una tabla de madera, encadenado de pies y manos y durante horas y horas fue torturado y violado en repetidas ocasiones y vuelto a drogar. Se despertó al día siguiente en plena calle, frente a la estatua del Lincoln Park de Chicago.

Consiguió llegar a casa como pudo y fue su novia quien lo llevó al hospital, donde permaneció seis días. Jeffrey contó su historia a la policía pero realmente no tenía pistas: conocía el coche al que se había subido y tenía como referencia la salida de la autopista que había visto brevemente durante el trayecto y había descrito a su agresor como un hombre blanco con bigote pero no eran pruebas suficientes y la policía no podía (y no parecía querer) hacer nada contra uno de los ciudadanos más conocidos de la ciudad.
Pero Jeffrey Rignall decidió investigar por su cuenta: esperó durante semanas y semanas en aquella salida de la autopista hasta lograr ver el Oldsmobile negro al que se había subido aquella fatídica noche. Miles y miles de coches pasando cada día por ese lugar. Parecía una labor imposible pero después más de un mes Jeffrey logra divisar el vehículo del hombre que lo había torturado y decide seguirlo hasta su casa, situada en Norwood Park. Tenía su matrícula y tenía su identidad y con esa información acudió a la policía. Lo cierto es que tampoco les prestaron atención esta vez y se limitaron a presentar contra él un cargo de agresión en julio de 1978: era un delito menor, Gacy pagó 100$ y siguió en libertad a la espera de juicio y, por supuesto siguió matando. Siguen desapareciendo jóvenes en Chicago y la policía sigue sin resolver ninguna de estas desapariciones: en la mayoría de casos se consideraban desapariciones voluntarias y en otros muchos casos ni siquiera llegaba a realizarse una denuncia: jóvenes de familias desestructuradas o que se habían escapado de casa desaparecían sin dejar rastro y sin que a nadie pareciera importarle hasta noviembre de 1978 cuando la madre de Robert Piest acude desesperada a denunciar la desaparición de su hijo: había ido a buscarlo a la farmacia donde trabajaba y Robert le dijo que la esperara durante cinco minutos, que tenía que hablar con un importante constructor de la ciudad que le había ofrecido trabajo. Esperó durante un tiempo y al ver que Robert no volvía preguntó al dueño de la farmacia con quién había estado hablando su hijo: le dio el nombre de Gacy.

Esta vez sí se tomaron la denuncia en serio y se personaron en su casa con una orden de registro: allí encontraron la cazadora de Robert, ropa de diferentes hombres que no era de la talla de Gacy, anillos y otras pertenencias. El olor a putrefacción que tantas veces había extrañado a los vecinos no pasó desapercibido para los agentes: encontraron una trampilla y al levantarla descubrieron el horror: decenas de cadáveres se apilaban bajo la casa de Gacy: tardaron meses en localizar todos los cuerpos: un total de 29. Y esto sólo en su casa porque en otras ocasiones los arrojaba al río cercano a su casa.


Fue condenado por un total de 33 asesinatos aunque él mismo confesaría que cometió muchos más y fue sentenciado a la pena de muerte. Durante el tiempo que estuvo en prisión se dedicó a pintar cuadros de payasos que fueron adquiridos por personalidades del mundo del cine y la música, recibió visitas de famosos e incluso de mujeres que estaban enamoradas de él (lo mismo había ocurrido con Ted Bundy: esta atracción sexual hacia criminales se denomina hibristofilia).
El 10 de marzo de 1994 fue ejecutado por inyección letal. ¿Sabéis qué fue lo último que dijo? “Besadme el culo, jamás sabréis donde están los otros cuerpos”. Y es que el paradero de muchos jóvenes, entre ellos, Robert Piest, sigue siendo un misterio y no son pocas las fuentes que apuntan a que durante algunos años Gacy tuvo uno o más cómplices en sus cacerías. De esto mismo ha hablado @Arackne en uno de sus hilos sobre asesinos en serie. Y no es una teoría descabellada: el propio Jeffrey Rignall había afirmado en su declaración que durante las horas que sufrió torturas y violaciones había otra persona junto a su agresor.

No se sabe el paradero de los otros cuerpos y algunas de las víctimas no pudieron ser identificadas, ni siquiera se sabe la cifra real de asesinatos cometidos por Gacy (algunas fuentes consideran que pudieron ser hasta cien víctimas). Gacy se convirtió en un icono, en uno de los asesinos en serie más conocidos de EEUU y su historia inspiró multitud de películas de terror. Y así, de forma lo más resumida posible, termina el hilo de hoy.
Os dejo la bibliografía:
https://psicologiaymente.com/forense/john-wayne-gacy-caso-payaso-asesino
https://elcierredigital.com/investigacion/556551402/Pogo-Wayne-Gacy.html
Y también una serie de documentales que me han servido para redactar el hilo: